Era evidente su inteligencia, con solo echar unos párrafos nos dábamos cuenta que nos encontrábamos frente a un individuo brillante, de chispa, con una respuesta a flor de labios para cada pregunta o insinuación que se le hiciera.
Nació en Caballero, Cotuí aunque no hacía mucho honor al nombre del lugar donde venía, pues ese estar en guardia permanentemente lo hacia ríspido y de frases hirientes si era necesario. Se llamaba José Florentino Sánchez, pero prefería ser llamado por su "nom de guerr": Cayacoa.
En su historia personal se da cuenta que siendo Juez de Instrucción de la ciudad de Cotuí, entró al "Framboyan" , que para la época era el bar de moda y allí, permanentemente pernoctaban los ingenieros españoles que construían la presa de Hatillo y, al notarlo Florentino y, como fiel apurador de la quinta esencia de la melaza a punta de revólver lo saco por ser ellos quienes se habian robado el oro, violado las indias y todas esas tropelías de los españoles.
Al enterarse el cacique de la época, el legendario Machano Agramonte fue a visitarlo al tribunal y lo primero que le espectó fue: "¿...tu te crees que eres Cayacoa?" a partir de ese momento y hasta la fecha en Cotuí Florentino es Cayacoa!
Hombre de una formación excelsa y exquisita que lo hacia un verdadero maestro de la expresión, al nivel que fuera. Formado en el seno de la "Compañia de Jesús" abandona el seminario para dedicarse a la lucha política, como muchos jóvenes de su época es carcomido por las ideas comunistas, ideología a la que dedico largas horas de estudio llegando a conocer de memoria --pues gozaba de memoria prodigiosa--pasajes enteros de la guerra revolucionaria de Cuba, el Capital de Carl Marx y asi, toda una serie de textos emblemáticos de la época y de esa ideología.
Su enorme inclinacion por la lectura lo llevaron a leer toneladas de páginas y a formarse una cultura general a toda prueba, se puede decir que "el viejo Caya" era eso: un intelectual.
Su carrera de derecho la abandono para irse a China Continental donde se graduó de oficial en la Academia de Guerra de Nanking, al regresar de la gran nación asiática continuó sus estudios de Derecho en la UASD, graduándose posteriormente no sin antes involucrarse en las luchas políticas de la época.
Me llamaba "poeta" y a veces "maldito poeta del diablo" sobre todo cuando le ganaba en una discusion o cuando mis argumentos eran tan sólidos que abandonaba la discusión, en lo que nunca, o casi nunca, pude ganarle fue jugando al ajedrez, era dificil tener éxito con un individuo que habia sido Jesuista, que era Comunista y oficial de guerra, definitivamente no habia manera.
Cayacoa tenia sus afectos bien definidos, y a quienes queria los llamaba "hermano", a mi me decia que era "el hijo que nunca tuvo" y a veces se refería a mi como el alumno mas aventajado.
Recuerdo que en una ocasion, Octavio Lister, otro hermano, lo tildó de haber dicho un latinajo en una audiencia--ambos se enfrentaban en aquel juicio--con la expresion se hacia un despectivo del uso del latin y Florentino, ni corto ni perezoso como era le respondió con una frase considerada por mi como lapidaria: "Mientras el abogado deambulaba por los suburbios de Medellín, yo leía Las Catilinarias en el idioma original de su autor". Lister se habia formado de abogado en Colombia, por ello la referencia.
Como esa hay miles de anecdotas, con Luis Bautista, con Chelo Durán, con Tony Raful, en fin con tantos amigo-hermano que tuvo el gran Cayacoa. Nuestra relación nos acerco muchisimo, tanto que llore su muerte como si fuera un padre y asumi con el criterio del hermano su desgracia de los ultimos tiempos de su vida, allí postrado el cáncer lo venció. Esto que les cuento es muy poco de todo cuanto pasamos, pero con esto o con todo lo que sé José Florentino es y será hasta la hora de mi muerte uno de mis mejores favoritos.
Ha propósito de el Dr. Florentino haber pernoctado en su juventud, cuando formó parte del Comíté Revolucionario del Este (CRE) en la casa de mi padre (En La Romana), donde me cuentan vivieron unos años, compartiendo sus pobrezas, sueños y convicciones, haciendose parte de mi familia cuando yo ni estaba dentro de la lotería genética. De repente unos de esos días en que nunca terminaba el jumo me dice- Tu eres mi sobrino- Por lo que me adopta como tal en los años universitarios- no me adopta como hijo por ser hijo de su hermano.
ResponderEliminarDe ahí en adelante aprendí innmuerables cosas, casi siempre un trago nos acompañaba, pero me di cuenta que cuando salía de este "cambalache" de mundo y se deslizaba por lo etílico su lucidez, era mucho más certero en los análisis.
Confieso que sentía una gran admiración por usted...tanto así que le culpaba en la universidad de todo lo bueno y lo malo que le pasaba, siempre decía cuando algo no le salía bien, por ejemplo no le llegaba el cheque-!Esas son cosas de Amado José Rosa!.
Haber pasado por las aulas de manos del Dr. José Florentino S., Dr. Ezequiel González R., Dr. Amado José Rosa, Dra. Juana G. Mena, Lic. Miguel Medina...representa un gran compromiso para esta nueva generación de abogados, un compromiso ético y un respeto aún mayor por la toga, el birrete, y el mayete...