Tiene el encanto de una realidad que el resto de los Latinoamericanos no entendemos. La Habana, es una ciudad atrapada en su pasado, un pasado interesante, cargado de tradición, cultura y heroísmo, que rebasa los límites del pensamiento, la que otrora fuera “la perla del caribe”, hoy es una ciudad en ruinas, descuidada polvorienta, malolienta donde se mezcla los olores más diversos y donde conviven cientos de miles de seres que buscan día a día su destino, un destino que cada vez se les hace mas incierto.
Salir a la ciudad es encontrarse con una zona colonial, que llaman “habana vieja” y una nueva ciudad que los lugareños llaman “centro habana” la primera destruida por El Paso del tiempo y el abandono, la segunda se ha ido poniendo vieja también, de hecho la revolución cumple 60 años en los cuales Cuba invirtió bien en salud, educación, deporte, investigación científica, pero la gente no está conforme. Lo que otrora fueron las fortalezas cubanas, hoy día se han deteriorado como la ciudad.
Para los cubanos la educación no es lo mismo, el maestro es cada vez menos capaz y desconocedor de su trabajo, la salud por igual, muchos habaneros afirman que es necesario tener una propina a mano si deseas ser atendido en un hospital, esa no es información comprobada pero, tomando en cuenta que un Médico gana al mes el equivalente a cincuenta y cinco dolares—unos 50 CUC (pesos cubanos convertibles), pudiera desatar la tentación de un extra.
Leonel es propietario de un Chevrolet 1951 y como él, cientos de habaneros han hecho de sus carros viejos un modo de sobrevivencia: están taxiando. Este padre de dos niños se levanta temprano en la mañana y recorre las calles de la ciudad en su “almendron” montando y desmontando pasajeros por un CUC, que al cambio equivale a 25 pesos de la moneda nacional y al final termina con 50 o 60 pesos de los que una parte tiene que pagar de impuestos al Estado. Pero bueno el se siente contento pues en cierto modo no necesitó ir a la universidad “…si gano más que un profesionistas, acere”, me dice.
La ciudad discurre en su traginar y monotonía con un sistema de transporte que si bien es dinámico, no deja de constituir un quebradero de cabeza para los nacionales. Los buses del transporte público, que son los más baratos, permanecen repletos pues el pueblo llano no puede darse el lujo de pagar 15 cuc por un transporte de otro tipo, los profesionales cubanos ganan un sueldo que oscila entre 50 y 250 dólares dependiendo de especializaciones y maestrías.
Mairo estudió ingeniería electromecánica, pero dice que en su profesión el Estado le paga tan poco que prefiere irse a la calle a trabajar de taxista en su carro. A la pregunta de porqué no pones un taller de mecánica su rápida respuesta es “está prohibido” y replica “aquí en Cuba, si tienes un carro debes aprender de mecánica, este es el país del hágalo usted mismo”.
Los chicos mientras estudian no pueden trabajar, y cuando terminan tienen que agarrar el trabajo que le otorga el Estado, su diversión es recorrer con amigos la ciudad, comer un “Coppelia” después de una larga y tediosa fila, que a cada segundo se hace mas larga tras la frase dicha con desgano: “ultimo!”; perseguir a las chicas y soñar con que las cosas puedan cambiar algún día.
Lo que llama la atención del turista e irrita al nacional, es que los cubanos tienen un peso para cubanos llamada moneda nacional y un peso para turistas denominado moneda convertible, tienen que hacer una fila para tomarse un helado, mientras que los visitantes de su país, no están obligados a ello, no pueden tomar un taxi pues su situación presupuestaria no se lo permite y en fin, muchas restricciones para poder vivir en su propia tierra.
Pero Cuba destila talento y arte por todos lados. Su vida nocturna discurre entre las glorias del son de hace 50 o más años y una buena cantidad de muchachos que se abren espacio en la música y las artes esperando repetir el milagro de artistas como los muchachos de “Gente de Zona”. En todos los lugares donde se baila, se come o se bebe, el ambiente lo pone un grupo de jóvenes talentosos egresamos todos de universidades graduados y con posibilidad de ejecución de varios instrumentos musicales. En Cuba ningún músico es improvisado.
Lo mas excepcional de este aspecto de la vida en Cuba es el hecho de que, aun cuando estos músicos no conocieron la época gloriosa del son de los 40, 50 ó 60, lo aprendieron, lo interpretan y ponen al oyente a viajar por esos años de gloria: “el cuarto de Tula”, “Chan Chan”, “Guantanamera”, “Macusa”, “El punto cubano” y muchos otros mas, como testigos fieles de esa época gloriosa, donde los casinos de juego, la playa, los hoteles de lujos, atraían a estrellas de cine, empresarios, políticos y mafiosos.
Cuando decimos que es una ciudad atrapada en la historia, su propia historia no nos equivocamos pues más que ello, es un país. Todos esos muchachos que divierten al turista, aún cuando están sobre la onda nueva de la música de ahora, se aprenden los viejos sones cubanos pues eso gusta entre los visitantes.
En el Teatro “Rosalia de Castro” un viejo y roido edificio de paredes sucias y abandonadas, los antiguos músicos de la mundialmente famosa “Sonora Matancera” —lo que queda de ella—se hacen acompañar de viejos cantantes incluyendo los de Buena Vista Social Club, para deleitar a la concurrencia con viejos boleros que llenaron una época. Sergio Farias, Orestes Macias, José Balladares, Jorge Mulet, El Muso y la Show Woman Juana Bacallao una anciana de 92 años que sube en brazo de su manager los cuatro piso para llegar al salón de espectáculo y caminar con paso lento al escenario, para demostrar que aun queda algo en esa garganta vieja y cansada.
Visitar Cuba es llegar obligatoriamente a la Bodeguita del Medio, que a medio paso de la Catedral en la calle Empedrado 307 de la Habana Vieja, hace las delicias de todos el que visita el país, fundada en 1942 por Angel Martinez la Bodeguita prepara el mejor “mojito” que se puede tomar en Cuba. Allí acompañado por una legión de turista que en un Español ininteligible intentan pedir el trago, al fondo un grupo de cuatro o cinco músico nos recuerda que estamos en la tierra del son, donde se baila y se toca bien. Lo mas impresionante de este local es la cantidad de personalidades de diferentes ámbitos que la han visita y dejado su firma en la pared: Salvador Allende, Pablo Neruda, Hemingwey, Agustin Lara, Gabriela Mistral, Nicolas Guillen, en fin todos personajes importantes que en la visita dejaron su marca.
Dos calles mas abajo esta “Obispo” que se puede definir como la calle de los turistas, siempre repleta de gente de todos los lugares del mundo, diversos colores e idiomas. A lo largo y ancho obispo brinda un panorama de febrilidad comercial: bares, restaurantes, tiendas, vendedores ambulantes, cocotaxistas, bicitaxis, y uno mas que otro vividor que quieres que comas donde hacen la mejor “ropa vieja” de todo el país.
Al final de la calle esta El Floridita, con su máxima atracción al fondo de la barra: una estatua en bronce del escritor norteamericano Ernest Hemingwey acodado en la barra, con un libro abierto y su típico daiquiri, tal como hacia todos los días mientras estuvo en Cuba, allí todo el que va se hace una foto al lado de su principal atracción. En el floridita también se baila y se toca son y ademas se prepara un magnifico daiquiri que ha hecho famoso el lugar.
Cuba recibió en el 2016 la cantidad de 4 millones de turistas, cifra que no esta mal para un país que tiene relativamente pocos años que aperturó este mercado para occidente, pero tendrá que realizar otras aperturas para poder sobrevivir en un área tan competitiva como el turismo. La comunicación es pésima, el ínternet casi inexistente, los hoteles de la Habana muestran un descuido cónsono con el resto de la ciudad, el Estado lo controla todo y aquello que no controla directamente, es socio importante lo que le quita un poco la visión empresarial al negocio del turismo. De todas maneras la historia ha demostrado que Cuba es un país que se sobrepone a si mismo, por ello no hay que descuidar la vigilancia pretendiendo que la competencia que representa no es importante, Cuba en estas lides, puede ser un gigante dormido.
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